¿Estamos usando debidamente la tecnología? Este cuestionamiento llega a ser debatido cuando vemos que la tecnología se usa sin conciencia, las nuevas generaciones están tomando esta herramienta con otros fines...
Estamos en una era
tecnológica en desarrollo, con mucho potencial por descubrir y que en cada
aspecto de nuestra vida se ha ido introduciendo, todo esto con la finalidad de mejorar
la calidad en que percibimos y nos movemos en este tiempo, pero… ¿si en verdad
no fuera esa la realidad en unos años? ¿Somos capaces de asimilar el cambio tecnológico?
¿Estamos usando debidamente la tecnología? Estos cuestionamientos llegan a ser
debatidos cuando vemos que la tecnología se usa sin conciencia, las nuevas
generaciones están tomando esta herramienta con otros fines, sin propósito,
pero con mucho ego por poseerle, y es ahí donde cambia el sentido para el que
fue creada o diseñada.
Claro, si en un dado
momento se encauzara a un buen propósito, sería lo óptimo para erradicar
ciertas enfermedades, crear nuevos campos en el estudio y desarrollo de las Tecnologías
de la Comunicación e Información (TIC), darle una mejor calidad de vida a las
personas con la medicina moderna o de reconstrucción, redes de comunicación
conscientes, desarrollo de software en distintas vertientes…
En fin, hay tantos y tantos
aspectos en que nos puede ser útil la informática y el desarrollo de esta, pero
todavía es un sueño guajiro, usted se preguntará: ¿por qué? Bueno,
principalmente porque es México, es triste decirlo y aceptarlo pero estamos
ciegos, sordos y mudos por decreto de un mal gobierno y de una sociedad que no
se preocupa por validar la información que recibe.
¿Y por qué llegamos hasta
el gobierno si empezamos con el manejo de la tecnología? Es simple: si un país no
invierte en educación, cultura, desarrollo de tecnología, áreas y campos de
investigación e infraestructura, no habrá productividad, esto a largo plazo
hace que en el campo tecnológico se haga una incesante búsqueda de proveedores de
diversos países (por cierto, muchos de ellos de mala calidad), de técnicas y productos
tecnológicos que llevamos a la educación, hogar, trabajo o diversión; esto nada
más alimenta egos, ocio, modas y crea malos manejos, negocios ilícitos y engrandece
a corporaciones con cifras estratosféricas, todo esto da inicio a la interacción
con la sociedad que muchas veces está más enfocado a una comunicación excesiva,
sexting, ciber bullying, redes ilícitas, espionaje o simplemente diversión, pero,
¿dónde quedó el propósito de mejorar la calidad de vida? Hay que decirlo,
muchas personas sí se preocupan por un uso prudente y consciente de la
información y las tecnologías, pero este nada más es un mínimo porcentaje. En México,
cifras del INEGI del 2015 arrojan que somos poco más de 127 millones de
personas, de las cuales aproximadamente el 57.4% tiene acceso a Internet por medio
de un dispositivo móvil, tableta o computadora, y es más frecuente su uso en la
población de entre 18 y 34 años, con un 76.5%; y de 6 a 17 años, con el 70.2%.
En cuanto a los usos de
Internet, predominó la búsqueda de información general con el 88.7%,
comunicación vía mensajería o correos electrónicos
(84.1 %), acceso a contenidos
audiovisuales (76.6 %) y a las redes sociales (71.5 %).
El 20.8% declaró que utiliza Internet
para interactuar con el gobierno, mientras que el 12.8% dijo haber realizado al
menos una operación bancaria en línea.
Asimismo, se observa que la interacción y
acciones en torno al uso de estas se han ido incrementando, ya que desde el año
2001, de 7.1 millones de personas que usaban internet, la cifra se disparó al
2015 con 62.4 millones.
Podría decirse con estas cifras que
aproximadamente en 10 años habrá cobertura total de este servicio.
Es muy común encontrarse con estos casos
hoy en día: “tengo mi smartphone, mi tableta y computadora de última generación…
pero nada más le instalo el WhatsApp y Facebook a mi celular, en mi tableta
juego y en mi computadora nada más navego y uso el Office (por el trabajo o
estudio)”.
Muchos viven esta realidad, sabiendo que
hoy existe contenido, programas y aplicaciones inimaginables para distintas
actividades que pueden ser útiles en su desarrollo cognitivo, para perfeccionar
habilidades o adquirirlas, y mejorar ganancias, tiempos y costos.
Pero pensemos en una persona de nivel
medio que saca sus productos a crédito y lleva a cuestas sus gastos, y aun así
se adapta a la nueva tendencia de tener tecnología al su alcance, para que al
final del día no le saque un beneficio mayor a su inversión y se quede con lo
básico; o pensemos en aquellas personas que no tienen acceso por desconocer el
uso o proceso, pero son parte de ella por sus hijos o entorno, ¿en realidad esto
es saber usar la tecnología?
Nos engañamos diciendo que sabemos usar
las cosas sin leer un instructivo, es básicamente lo que vivimos con este
crecimiento exponencial de tecnologías, pero ya es tiempo de ser más eficaz en
el manejo de estas para hacer honor al propósito de mejorar la calidad de vida.
¿Y cómo sería esto? Sabemos que no podemos cambiar el pensamiento de políticos
o las mentes cerradas, pero sí podemos empezar con la educación desde casa, con
uno mismo, siendo objetivos al ver las herramientas que hoy se pueden poseer
con la tecnología y enfocarlas a un propósito (escuela, trabajo, desarrollo,
investigación, emprendimiento), con el fin de crear y poner en marcha la
creatividad del infinito poder humano.
Pero, ¡ojo!, el querer usar bien las
tecnologías no significa ser dependientes de ellas ya que también tendemos a
perder el sentido de espacio y compañía.
Saber usarla es instalar las aplicaciones
útiles para la vida (según el usuario), esto que quiere decir si soy
deportista, tal vez una aplicación que me ayude a ver cuántas calorías quemo o
el recorrido que hago; si me gusta la música, tal vez un software de afinación o
un programa para crear música; si mi entorno es de oficina hay muchas aplicaciones
y software que te puede facilitar la vida. Otro punto sería no enrolarse mucho
en las redes sociales, ya que muchos estudios afirman que desencadenan
distintos trastornos como de inferioridad, o crean baja autoestima, pérdida de
identidad, o muchos en casos ciber bullying con finales trágicos, todo esto por
no saber diferenciar la realidad del ciberespacio.
Otro tema sería la seguridad
que manejamos en nuestros dispositivos, tales como contraseñas, rastreo en GPS
o programas de seguridad (antivirus, anti espionaje, programas de rescate de
información o navegación segura), todo esto para que tengamos la garantía de no
ser vigilados por el gobierno o personas mal intencionadas que roban datos
(hackers).
Motiva a los pequeños y jóvenes en casa a
usar programas y aplicaciones educativas o de enseñanza, los juegos muchas
veces los acaparan pero hay que darle la visión que es una herramienta de
aprendizaje, no de ocio.
Por último sería ser profeta del buen uso
de los dispositivos conmigo mismo y mi entorno para mejorar el entendimiento y
manejo, y así hacer partícipes de ello a los que no están en esto.
El sentido se lo damos nosotros, es
cuestión de poner en marcha algunas cosas y activar mentes en pro de un avance
tecnológicamente consciente.
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