Vicente Leñero, escritor tapatío, logró posicionarse en la lista de autores reconocidos gracias a su facilidad nata en esta disciplina. Estaba convencido que el escribir es un arte sin necesidad de belleza, pues aunque lo que se dice debe decirse bien es complicado buscar palabras que adornen la narrativa sin que esta parezca forzada.
Vicente Leñero, ingeniero por decisión, escritor por convicción |
Desde
pequeño, Vicente mostró interés por la literatura, pero como su padre quería
que uno de sus hijos fuese ingeniero, tuvo que ingresar a estudiar Ingeniería
en la UNAM, aunque decidió no dedicarse a ello y formarse como periodista en la
Escuela de Periodismo Carlos Septién García, donde gracias a sus habilidades
natas, empezaron a presentársele múltiples oportunidades para crecer en este
ámbito.
Un
hecho crucial en su carrera fue cuando ganó los dos primeros lugares en el
Concurso Nacional del Cuento Universitario con 'La polvareda' y '¿Qué me van a
hacer, papá?', allí conoció a Juan Rulfo y a Juan José Arreola, quienes eran
los jurados. Arreola lo invitó a su taller de narrativa y lo impulsó para
obtener la beca del Centro Mexicano de Escritores entre 1961 y 1964, donde
fungía como tutor.
A
lo largo de su trayectoria se hizo acreedor a diversos premios y reconocimientos
por su labor de periodista, dramaturgo, guionista de cine y narrador.
Vicente
Leñero es un claro ejemplo de que debemos luchar por nuestros sueños, pues
lejos de cumplir los ideales de su padre, cumplió los propios.
Nació
en Guadalajara, Jalisco, el 9 de junio de 1933 y falleció en la Ciudad de
México el 3 de diciembre del 2014.
¡Hoy
estaría cumpliendo 83 años!
Además
-Entre
sus obras destacan: Los albañiles (1963), El garabato (1967), El evangelio de
Lucas Gavilán (1979), Asesinato (1985) y La vida que se va (1999).
-Fue
subdirector de la revista Proceso de 1977 a 1998.
-Recibió
la beca del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid en 1956, y a finales de la
década siguiente, las del Centro Mexicano de Escritores y la Fundación
Guggenheim.
-Recibió
importantes reconocimientos, como el Premio Biblioteca Breve de la editorial
Seix Barral, en 1963; el premio Xavier Villaurrutia por su antología La
inocencia de este mundo, en 2001; y el Premio Nacional de Ciencias y Artes de
México, en el área de Lingüística y Literatura, en su edición del 2001.
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